miércoles, 28 de noviembre de 2012

wasted away

Somos humanos, y cometemos fallos. Somos humanos, y sentimos dolor. Nos equivocamos una vez tras otra. Nos caemos constantemente. Lloramos. Es eso es lo que nos hace humanos, ¿no?
¿La humanidad también implica esta gran sensación de vacío?
¿Que a qué me refiero?
¿Sabes cuando te dicen que la adolescencia son los mejores años de tu vida y tú te dedicas a sonreír? Es una sonrisa irónica. Piensas en ello. Y te callas.
¿En qué piensas?

Sé que piensas que en que por cada minuto de risa descontrolada has pasado infinitas noches quedándote dormido ahogado en lágrimas. ¿No es así? Vamos... dime que no es así. ¿No puedes? 
Por cada momento de paz ha habido cientos más en los que te has sentido tan presionado que sólo has deseado dejar de existir. Por cada nuevo amigo, otros cinco te han fallado. Por cada beso que te han dado, has ganado unos cuantos moratones, y por cada persona que te ha tratado bien, hay quince más que te han pisoteado o se han aprovechado de ti. Por cada abrazo, has pasado meses sintiendo la más grande de las soledades. Por cada empacho te has pasado todo el día arrepintiéndote de haber comido tanto. Por cada recuerdo bonito, tienes el doble de malas experiencias que te torturan y una gran nostalgia que te consume. Por cada camiseta favorita tienes un armario lleno de ropa que odias cómo te queda. Por cada canción que te anima tienes una lista de reproducción entera con melodías y letras que te hunden completamente en las más profundas miserias.

¿Me vas a decir ahora si creo que eres feliz? No tengas el valor de preguntármelo cuando tú ni siquiera eres capaz de creértelo. 

¿Crees que voy a creer que eres feliz estando encerrado en un sitio que odias? Rodeado de gente pero sin embargo conociendo apenas a pocas personas... Condenado a convivir contigo mismo hasta el fin de tus días cuando no eres siquiera capaz de aguantarte. Cuando no eres capaz de mantener la mirada fija en el reflejo que te da el espejo. Cuando nadie es capaz de hacerte sentir que mereces la pena. Sí, es por eso que no te creo.
Dime que eres feliz y entonces sabré que estás mintiendo. Cuéntame cuán maravillosa es tu vida mientras los subtítulos detrás de tu sonrisa me dicen lo contrario. Exacto, sonríeme y sabré cuán desgarrado estás por dentro. Cuéntame cómo de bien te lo has pasado este fin de semana y sabré cuantas lágrimas has derramado cuando estabas solo. Dime que algo no te importa en absoluto y sabré que en verdad éso te está atormentando por dentro. Dime que ya lo has superado, que has olvidado a ese alguien y sabré que no te lo puedes sacar de la cabeza.
Sabes que piensas demasiado.
Sabes que estás vivo porque oyes tu respiración y sientes fluir la sangre por tus venas. Te sientes vivo cuando sales el fin de semana y te olvidas de todo por unas horas, pero yo sé que cuando vuelves a tu casa y te quedas a solas con tus pensamientos te sientes la persona más miserable del mundo. Sientes simplemente que estás existiendo. Y nada más.
Eso es.
Dime que estás bien y sabré que en verdad estás pidiendo ayuda a gritos silenciosos, ahogados, reprimidos; dime que prefieres estar solo y sabré que interiormente estás harto de que la gente te decepcione y que por eso ya ni siquiera te quedan ganas de intentarlo.
Que tu desesperanza y tu desilusión son más grandes que la cantidad de sueños rotos a trizas que vas dejando por el camino.

Y es que eres de cristal transparente aunque no lo creas... Aunque te empeñes en negarlo e intentes convertirte en algo opaco mediante esa fachada. Lo sé. Sé que eres como yo. No me puedes engañar. Que es sólo fachada.
Que te crees que eres fuerte, que lo aparentas. Pero a la mínima te derriban. Y llevas tiempo intentando recoger tus pedazos y volver a reconstruir eso que eras sobre las ruinas que han quedado. Pero simplemente no puedes por mucho que lo intentes. Y la apatía te ha acabado acorralando. Has asumido que vas a estar ahí el resto de tu vida. Que nada va a cambiar. Es tan irónico. Quieres liberarte, lo deseas con todas tus fuerzas. Pero no puedes.

Que detrás de cada "estoy bien" o de cada "simplemente estoy cansado" o "sólo tengo sueño" sé que hay algo que te preocupa, tus fantasmas, esos viejos fantasmas que te persiguen y que no están dispuestos a dejarte ir. Lo sé porque me lo dicen tus ojos cansados y que me apartan la mirada.
Que detrás de cada manga larga hay una historia. Detrás de caza cicatriz hay una batalla.
Algunas las pierdes. Otras las ganas.
Ciertamente lo único claro es que tú único y gran enemigo eres tú mismo.
Ese extraño, ese desconocido en el que te has convertido.
Tú tampoco creías que esto iba a a acabar así, ¿verdad? Nunca habrías pensado que en un futuro las cosas se pudieran tergiversar tanto. Ni pensarlo.
Corrígeme si me equivoco.


Vamos. Ahora mírame.
Mírame y ten el valor de negarme que es verdad.
No puedes, ¿cierto?


Piénsalo de nuevo. Lo del principio.
Dime ahora si serías capaz de ponerte en mi lugar.
En el fondo, me entiendes.
Sólo estás asustado. Tienes miedo de aceptarlo.
De caer al vacío. De perderte tanto en ti mismo que luego seas incapaz de encontrarte.

Pero tienes que creer que eso no va a pasar. Siempre habrá algún punto de apoyo que te mantendrá aquí, en este punto, aunque no quieras. No es ético a tus ojos, no es justo, pero quejarte tampoco te servirá de mucho.
Sólo te cerrarás más en ti mismo.

Porque tú...
Tú eres poesía desgarradora. Tú dirías que estás asquerosamente roto. Yo, sinceramente te diría que eres una persona maravillosamente torturada. Y eso no son capaz de verlo todos, ¿sabes? Y te hace especial. Aunque los demás no sean capaces de apreciarlo.
Dejas que tus pensamientos te destrocen. Les das el poder de hacerte añicos.


¿Que cómo sé esto? Mírame y dime si no ves lo mismo en mí.
Cómo un libro abierto para aquellos que no viven ajenos a mi mundo.
Algo infranqueable para los demás.

Será por eso que me dicen que soy una persona tan extraña, tan rara, tan incomprensible.



De todas formas, hace tiempo que me dejó de importar.


Los mejores años de nuestras vidas...

(...)

Preferiría pasarlos durmiendo.

Aunque los despertares son duros.





hyperinsomnia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario