Su atracción superaba todas las leyes de la lógica y les
había conducido a terminar en una apasionada lucha de caricias que ciertamente
los dos habían echado de menos con cada suspiro. La forma en la que se
sostenían la mirada y los suaves gemidos casi inaudibles al contacto de sus roces
delataban que dónde hubo fuego, cenizas quedan. Las manos de ella acariciando
cada centímetro de sus brazos y sus manos, memorizando su contorno,
interiorizando cada milímetro de los poros de su piel. Él, haciéndole
cosquillas en la cadera, pegándola más a su cuerpo, poniéndole la piel de gallina
cómo sólo él era capaz de hacer, entrelazando sus dedos con los de ella.
… Aunque en el fondo los dos sabían que aquello no estaba
bien, e internamente se preguntaban cuánto tiempo pasaría hasta que se encontraran tan cerca
otra vez, o si en alguna ocasión volvería a ocurrir de nuevo. Ella sólo quería aprovechar
el momento y hundir la cabeza sobre su pecho, rodearle con los brazos, sentir sus respiraciones calmadas
en un silencio que expresaba muchas más cosas de las que las palabras jamás
serían capaces de transmitir; mientras él intentaba esconder sus sentimientos
tan a flor de piel.
Se deseaban.
Se hacían daño.
why can't everything just work out? for once. |
Ante cualquier barrera o atadura.
Lo sabían.
Pero no funcionaría.
hyperinsomnia.
Que bonito :)
ResponderEliminar